viernes, 26 de diciembre de 2008

El principe de la dulce pena (1ra parte)


La tristeza es mi sangre.
y a su vera, mi vena,
donde mora de pena,
donde muere de hambre.

Hambre y melancolía
de que la luna esté llena
de amoríos y alegrías,
soy el Príncipe de la Dulce Pena.

Un beso es donde tú terminas,
y un abrazo tuyo, mi abrigo.
Tu boca donde allí germina
mi delirio y mi muerte... si es contigo.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Me gustaría tenerte desnuda


Me gustaría tenerte desnuda ahora,
y poder hablar de tu cuerpo,
de la distancia exacta que hay entre tus senos,
me gustaría poder contarles de tus piernas,
ese par de tijeras con las que has podado mis pudores...
con las que abrazaste mi inocencia.

Hablarles de tus manos y de las caricias que estas encierran,
de tus ojos y la paz con la que nado en ellos,
de tus caderas firmes y de tu vientre plano,
de tu sexo, ese eterno manantial de mis pecados,
de tus pies que marcan mis pisadas,
de tus uñas y como dibujan con la sangre de mi espaldade,
tu lengua como ágil oponente de mis dientes,
y de toda tu cuando estas desnuda...

me gustaría tenerte desnuda ahora, aquí... para no contarles nada.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Especie fatal


No le importa el futuro de la gente de abajo,
de los niños que tienen en la calle su hogar.
Por él todos los pobres pueden irse al carajo,
él ya tiene su tajo, su mansión frente al mar.

Su cochera es enorme y la tiene repleta,
en su casa conviven con el clima ideal.
No le importa si afuera se derrite el planeta,
mientras goce sus bienes, no le importa hacer mal.

Es un indolente,
un decadente,
un predador universal.
Teledependiente,
indiferente,
adorador del capital.

Es un mono demente.
Es un fósil viviente.
Es vergonzosamente
de una especie fatal...

No le importa el respeto a los derechos ajenos,
la justicia lo ampara, pues la puede pagar.
La avaricia sin tope, la codicia sin frenos
lo han pulido en el arte de mentir y robar.

En la escuela le dieron herramientas brutales
para ser importante, para ser superior.
Para estar en la sima de las clases sociales
amasando dinero y olvidando el amor

Es un comerciante,
un elegante
explotador profesional.
Es un delirante,
un ignorante
del progreso espiritual

sábado, 22 de noviembre de 2008

miércoles, 12 de noviembre de 2008

La condición del ser humano


Es confusa la condición del ser humano: nace bajo una ley universal pero lo encadenan a una local, lo engendran por accidente pero lo obligan a organizarse, nace enfermo pero le exigen salud eterna, lo debilitan con el miedo pero debe ser fuerte para la patria y para el hogar, está rodeado por una multitud de mujeres pero sólo le permiten una, le encienden el animal pero lo obligan a ser razonable.

Sin duda, es confusa la condición del ser humano, por eso la locura es tanto una caída como un salto a lo desconocido, una liberación de la esclavitud social, de la muerte existencial, la respuesta más fuerte a las represiones de la familia, de la cultura y de la ciencia, que amputa en nombre de la salud mental.

El loco se opone, sin saberlo, a ser programado por los que controlan el mundo exterior, suicidamente, es decir, de espaldas al mundo interior, que es nuestro modo de ver lo que nos rodea, el maravilloso mundo de las fantasías y los sueños, el infinito mundo de la imaginación.

El loco, como el artista pero sin saberlo, prefiere la experiencia propia, la multidireccionalidad del yo, la peligrosa y excitante libertad, el loco sospecha (que es una manera misteriosa de saber) que las revoluciones exteriores no cambian nada, que lo único revolucionario es revolucionarse.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Escribo


Escribo...
para mantener distraída a la amargura.
Esquivo...
sus dardos con palabras, mi armadura.
Y callo...
porque digo más en mis silencios que engañando a las palabras con sentimientos adoptados.

Escribo, esquivo y callo,
y a menudo lloro en un folio.

Mis lágrimas son tinta,
y no hallo mejor ataque que un poema ante tanto olvido, ante tanta pena.


Escribo, para curar mi alma rota.

Grito, para que el silencio no me coja.
Y curo mis heridas con un verso,
mis miedos con palabras y los lloro en una hoja.


Escribo... para mantener a distancia la locura.