Llegaste casi sin querer, cual nube de tormenta, oscureciendo mi alma y mis sentidos. Descubriste desconocidos deseos, ocultos tal vez, quizás no existieran. Continua obsesión incontrolable, obligas a buscar razones que mi razón no entiende. Has teñido de oscuridad lo que no era sino luz. Negra desazón interior, secreto inconfesable. Angustia de lo que no puede ser, que se quiere y se teme, se sueña y no se puede olvidar.
Desorden, caos, sombras, dudas.
Una vida que empieza a morir por verte de nuevo, por tenerte siquiera un momento. Un cuerpo que se estremece al soñarse en tus brazos, trémula piel que arde de deseo al imaginar el roce solo de tus manos. Caliente escalofrío por oír mi nombre, una sola vez, una vez nada más, en tu voz dormida para luego olvidarte sin remedio. Estoy aquí, sigo aquí, te espero. Ocupa en mi cabeza que ya habitas en el lado oscuro de mi corazón. Ayer era un extraño... y hoy no sé quién soy yo.
Tengo la certeza de que jamás podrás olvidarme. Lo sé, porque nunca me conociste. Tu ignorancia duele más que tu olvido.
Hoy tengo el alma partida. Hoy siento el cuerpo desnudo por este silencio que asfixia, por este secreto oscuro.
Mañana tal vez pueda por fin gritarle al viento tu nombre, hablar de ti sin miedo, contarle al mundo mis sueños. Porque ayer, hoy, siempre serás un sueño inalcanzable.
No sé por qué creí que serías tan sólo obsesión de un día, capricho de una noche, pero te has instalado en un lugar tan profundo que no logro deshacerme de esta extraña sensación de sentirte siempre, de verte aunque estés lejos, de hablar contigo en mis silencios, de escuchar tu voz ausente en la distancia, de soñarte cada instante...
Grito acallado. Un nudo en la garganta corta mi respiración entrecortada para siempre, quizás. Muero de silencio. Ojalá mañana pueda verte sin recordarte.
Si el hombre pudiera volver atrás por un momento, recuperar ese breve instante que absurdamente dejamos pasar, aferrarnos a ese segundo pasajero que nos ofrece la vida a cada paso. Inocente idea es pensar “mañana será”. Porque el tiempo no regresa jamás. Sencillo, pero tristemente cierto.
Ojos ciegos de no verte, voz muda de no hablarte, dolor sin horizonte posible.
Mi vida diera por ser tu alma para que en mí habitaras.
Desorden, caos, sombras, dudas.
Una vida que empieza a morir por verte de nuevo, por tenerte siquiera un momento. Un cuerpo que se estremece al soñarse en tus brazos, trémula piel que arde de deseo al imaginar el roce solo de tus manos. Caliente escalofrío por oír mi nombre, una sola vez, una vez nada más, en tu voz dormida para luego olvidarte sin remedio. Estoy aquí, sigo aquí, te espero. Ocupa en mi cabeza que ya habitas en el lado oscuro de mi corazón. Ayer era un extraño... y hoy no sé quién soy yo.
Tengo la certeza de que jamás podrás olvidarme. Lo sé, porque nunca me conociste. Tu ignorancia duele más que tu olvido.
Hoy tengo el alma partida. Hoy siento el cuerpo desnudo por este silencio que asfixia, por este secreto oscuro.
Mañana tal vez pueda por fin gritarle al viento tu nombre, hablar de ti sin miedo, contarle al mundo mis sueños. Porque ayer, hoy, siempre serás un sueño inalcanzable.
No sé por qué creí que serías tan sólo obsesión de un día, capricho de una noche, pero te has instalado en un lugar tan profundo que no logro deshacerme de esta extraña sensación de sentirte siempre, de verte aunque estés lejos, de hablar contigo en mis silencios, de escuchar tu voz ausente en la distancia, de soñarte cada instante...
Grito acallado. Un nudo en la garganta corta mi respiración entrecortada para siempre, quizás. Muero de silencio. Ojalá mañana pueda verte sin recordarte.
Si el hombre pudiera volver atrás por un momento, recuperar ese breve instante que absurdamente dejamos pasar, aferrarnos a ese segundo pasajero que nos ofrece la vida a cada paso. Inocente idea es pensar “mañana será”. Porque el tiempo no regresa jamás. Sencillo, pero tristemente cierto.
Ojos ciegos de no verte, voz muda de no hablarte, dolor sin horizonte posible.
Mi vida diera por ser tu alma para que en mí habitaras.


No hay comentarios:
Publicar un comentario