La casualidad de nuestro encuentro, fue tan rápida como tu despedida silenciosa y nuestra platica echada a perder con el silencio torpe que dan los nervios, al sentir que no se sabe que decir para atrapar tu atención.
Ahora solo das vueltas alrededor de este parque y en mi cabeza escribiéndote estas líneas, que tal vez nunca llegues a leer y menos te enteres que has puesto a pensar en su poca habilidad en el cortejo de este loco ser por menos de 5 minutos, estuvo a tu lado...


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