El placer es una luz que surge
de la sombra de nuestras caricias.
Tu mirada viene de lo profundo
tiene el resplandor del alma.
Tuyo es el reino del olvido
en su frontera se disuelven los disfraces
y uno avanza hacia tu templo
sin nombre ni edad ni memoria
para entrar en el cáliz divino
como una hostia que arde.


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