martes, 12 de julio de 2011

El mexicano, un futbol de éxito

Domingo 10 de Julio del 2011
Mauricio Cabrera - mcabrera@mediotiempo.com

Se vale decirlo después de lo que ha ocurrido a últimas fechas. Nuestro balompié atraviesa un momento extraordinario. No sólo por lo que se ha conseguido, sino por lo que parece que puede alcanzarse a partir del material humano con que se cuenta a nivel de Selecciones Nacionales.

La obtención de la segunda Copa del Mundo en un periodo de 6 años desnuda lo equivocado que estaba La Volpe al afirmar que el título no significaba por fuerza un avance significativo para el futbol mexicano. La corona del 2005 significó la consagración prematura de unos niños que pasaron del anonimato a la gloria, pero, más allá de eso, representó el que los equipos mexicanos, tan engañados por técnicos comprometidos con promotores y por la urgencia de resultados, se atrevieran a confiar y a dar auténtico respaldo al trabajo en las Fuerzas Básicas.

Tras aquel imborrable triunfo ante Brasil, los directivos se quitaron la venda, esa que hoy representa heroísmo en vez de ceguera, y se atrevieron a confiar en el valor de las jóvenes promesas, mismas que sin un trabajo necesario pueden perder la etiqueta para convertirse en integrantes de esa larga lista que apela al hubiera como elemento de consolación.

A partir de entonces, el ciclo del futbolista mexicano se aceleró, se convirtió en un proceso más efectivo. La Selección Mayor se rejuveneció al grado que es más que factible imaginarse un equipo en el que se combine el colmillo de los jóvenes veteranos del 2005 con el de estos niños que aguantaron a pie firme un apoyo que con toda facilidad se hubiera podido transformar en pánico escénico.

Si muchos pretendíamos observar la corona del 2005 como un acontecimiento aislado, como un inesperado regalo del futbol, no puede seguirse diciendo lo mismo cuando la página se repite seis años después. Estos héroes, los del 2011, ratificaron que las nuevas generaciones se conducen sin complejos. La crónica fragilidad mental del mexicano suena ya más a mito que a verdad después de lo realizado por los pupilos de Raúl Gutiérrez, a quien habrá que reconocerle la capacidad que tuvo para evitar que el peso de lo hecho en 2005 se materializara como un león indomable para los suyos.

Cuando hablo de un futbol de éxito es porque así lo percibo. Nuestras representaciones nacionales, a excepción del aborto de conjunto llamado Sub-22, juegan a otra velocidad, se saben capaces y prefieren ofender que arrinconarse para hacer honor al desgraciado mote de "Ratones Verdes".

El que se vaya por el buen camino no significa que no haya mucho trabajo por delante. Los escándalos dentro y fuera de la cancha y las graves pifias de Decio de María y Justino Compeán no se borran con este tipo de títulos. Jesús Ramírez lo dice acertadamente: hay que acostumbrarse al éxito. Habituarse a él debe ser en todas sus formas y no caer en un claroscuro que hoy dice que eres Campeón del Mundo y que en unas horas puede finiquitarse la peor actuación de un conjunto nacional en la Copa América.

Dentro de los muchos errores que aún se cometen, habrá que reconocer la parte en la que La Volpe tuvo razón. El técnico pampero no se equivocó cuando afirmó que el destacado nivel de un futbolista en un Mundial Sub-17 no es garantía para el futuro. Un alto porcentaje de los Campeones del 2005 nunca se consolidaron o acabaron siendo jugadores promedio; otros, como Vela, tomaron decisiones precipitadas y siguen sin dar el estirón; unos cuantos más, ni siquiera llegaron a la Primera División.

No hay una ciencia exacta para manejar el talento joven. Lo que resulta deseable es que todos los involucrados en la formación de estos jugadores entiendan que este puede ser el primer gran paso de una historia afortunada o la medalla en la que un futbolista se inundará en la nostalgia de saber que algún día fue lo que no pudo alcanzar más adelante.

El futbol está más allá de prostitutas, clembuterol y promotores. Podemos sentirnos eufóricos de haber vivido algo por lo que muchas generaciones murieron en el intento. Echemos a andar la memoria y recordemos cómo era nuestro futbol hace 20 años. El avance es incuestionable...

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