La Carta

¡Hola!
¿Cómo estás?

Solamente te escribo esta carta para decirte lo mucho que te quiero y pienso en ti.

Ayer, mientras hablabas con tus amigos, espere todo el día deseo que también lo hicieras conmigo.

Al llegar el atardecer te ofrecí una puesta de sol para cerrar tu día y una brisa suave para que descasaras. Espere… nunca llegaste. Confió que si me dolió, pero todavía te quiero.

Te vi dormir y deseaba tocar tus sienes... derrame la luz de la luna sobre tu almohada y tu rostro. Nuevamente espere, quería poder hablarte. Tengo tantas cosas para ti.

Despertaste tarde y rápido te fuiste a tu escuela. Hoy te vez muy triste... ¿Qué ha pasado? ¿Me necesitas? ¡Estoy aquí contigo!

Si tan solo me escucharas: Te quiero... trato de decírtelo en el cielo azul y en la tranquilidad de la hierba verde... lo expreso en el canto de los pájaros... Mi amor es más profundo que los mares y más grande que los deseos que tu mente anhela.

Si tú supieras cuando deseo caminar y platicar contigo...

Te entiendo y te comprendo. Ante mí, no tienes que ocultar nada. Yo sé todo acerca de ti. Conozco tu nombre, sé de tus tristezas y tus logros, sé lo que más te gusta y hasta conozco tu color favorito.

Yo puedo reír contigo y cuando llores, consoltarte, darte mi hombro, escucharte... Quiero que sientas mi amor desinteresado.
Sé lo que tú piensas de mí, pero yo te he demostrado que te quiero y siempre te querré. La vida es difícil, pero cuenta conmigo.

Si tú me permitieras ayudarte y llevar esas cargas contigo, la vida sería diferente. Aprenderíamos a vivir y no solo a existir.

Soy el amor en el que tú puedes confiar.
Soy tu paz.
Tu seguridad.

Tu amigo...